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Testimonio de Pascual


Mi nombre es Pascual, tengo 57 años y desde hace más de dos años padezco de acúfenos (tanitus), para los que no conozcan esta dolencia les diré que consiste en oír continuamente ruidos o sonidos que realmente no se están produciendo. Estos pitidos o sonidos se producen todo el tiempo las 24 horas del día.

La medicina no ha avanzado lo suficiente para ofrecer una cura a esta dolencia. Después de haber recorrido otorrinos, neurólogo, audio-protésiscos,… he llegado a la conclusión que debo convivir con ello y que a día de hoy no hay solución. Esto que parece tan sencillo y tan obvio os puedo asegurar que ha sido un proceso largo y estresante en el que ha jugado un papel muy importante el neurofeedback y la ayuda inestimable de Rocío Vergara.

Les puedo decir que he visitado a todo tipo de personas que me aseguraban que me ayudarían e incluso afirmaban que me quitarían los acúfenos: acupuntura, masajes, pastillas,… Por eso cuando me propusieron esta técnica nueva no puse reparos. Hay que decir que me encontraba muy desmoralizado, deprimido, cansado, prácticamente sin dormir, derrumbado y sin ganas de vivir. El inicio fue esperanzador porque el tiempo que permanecía en la sesión mis acúfenos eran menos agresivos y molestos, la música me relajaba y me permitía pensar en mi vida y reflexionar. Salía más o menos satisfecho pues en el tiempo de mi sesión había conseguido abstraerme de mis pitidos. También por las noches empezaba a descansar más, si bien los primeros días tenía sueños agitados y recordaba a personas que habían sido importantes para mí y que habían fallecido. Con el transcurrir de las sesiones esos sueños intranquilos desaparecieron y fui durmiendo mejor. Como consecuencia de mi depresión estuve tomando antidepresivos y ansiolíticos, también para dormir tomaba hipnóticos. Una de las consecuencias de mi mejora al utilizar el neurofeedback es que al encontrarme mejor y con el consejo de mi psiquiatra fui dejando la medicación de forma escalonada.

En la actualidad he acabado las sesiones en el gabinete de Rocío y la conclusión a la que he llegado es que aunque bien es cierto que sigo con mis acúfenos, mi percepción de ellos me resulta menos incapacitante y agresiva. Hago mi vida con total normalidad, cosas que cuando empecé con el tanitus me resultaba impensable: leer, ir al cine, ver la televisión, hacer deporte, trabajar, montar en avión, dormir, relajarme,… las hago con total satisfacción. Por ello creo que el neurofeedback me ha ayudado de forma muy significativa a llegar a este punto donde me encuentro hoy día.