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REFLEJOS PRIMITIVOS Y PROGRAMA DE MOVIMIENTOS RITMICOS.

Al principio, el bebé vive en un medio acuoso dentro del útero materno donde se desarrolla y tras ello, debe comenzar a vivir por sí mismo. Para sobrevivir, viene dotado de unos movimientos automáticos dirigidos desde el tronco encefálico que son los reflejos primitivos. Estos movimientos automáticos le permiten al bebé ayudar a descender por el canal del parto, o succionar el pecho.

 No obstante estos reflejos deberían tener una vida limitada y dar paso a los reflejos posturales controlados desde partes superiores del cerebro, lo que permite un desarrollo neurológico. Si estos reflejos permanecen activos habrá una debilidad o inmadurez cerebral, y afectará, no sólo a sus  habilidades motoras gruesas o finas, sino también a la percepción sensorial y cognitiva, pudiendo alterar el aprendizaje y el lenguaje en muchas ocasiones.

 La integración de un reflejo supone la adquisición de una nueva habilidad. A veces, lo que ocurre es que no conseguimos que ciertos procesos se hagan de una forma automática, y se hacen a través de un esfuerzo continuo y consciente, lo que lleva a un agotamiento prematuro.

 Detectar si un reflejo no está integrado nos puede dar pistas sobre la causa del problema del niño, pero si hay varios reflejos no integrados posiblemente estaríamos ante un retraso en el desarrollo neurológico, y lo que podemos hacer es crear un programa de ejercicios personalizado para conseguir integrar estos reflejos no inhibidos.

 Los bebés humanos hacen una serie de movimientos estereotipados durante su primer año de vida  que les permite su desarrollo. El Instituto de Neurología de Estados Unidos y de Suecia  mantienen que los patrones de movimiento específico ejecutados durante los primeros meses de vida contienen en sí mismo un efecto inhibidor natural de los reflejos primitivos. Si estos movimientos no se han realizado, o no se han realizado lo suficiente, los reflejos permanecerán activos. Pero podemos darle una segunda oportunidad al cerebro  a través de la práctica de un programa de ejercicios personalizados. Cuando integramos los reflejos  podemos observar resultados a nivel motor, académico, coordinación mano-ojo e incluso emocional.

Este programa se realiza en casa y se dan sesiones de revisión cada dos meses, ya que estos ejercicios requieren constancia en su práctica diaria.

¿CÚALES SON LOS SÍNTOMAS QUE PUEDEN DAR LOS REFLEJOS CUANDO NO ESTAN INTEGRADOS?

  • Dificultades de aprendizaje.
  • Malas posturas.
  • Pobre coordinación mano-ojo.
  • Poco equilibrio.
  • Pobre coordinación.
  • Problemas de lateralidad y movimientos cruzados.
  • Malas posturas a la hora de escribir.
  • Enuresis, y problemas para controlar esfínteres.
  • Problemas de atención y concentración.
  • Problemas para aprender a dar la voltereta, saltar a la pata coja o montar en bicicleta.
  • Mareo por movimiento.
  • Problemas de comportamiento, muy introvertido y tímido o agresivo.
  • Palabras entrecortadas, lenguaje pobre y tardío.
  • Hipersensibilidad a la luz, al tacto, a los estímulos visuales o kinestésicos.
  • Mala letra.
  • Hiperactividad.
  • Se distraen fácilmente.
  • Impulsividad.
  • Problemas de organización.

Los ejercicios de la terapia de movimiento rítmico son sencillos pero muy eficaces.